Venció al arsénico y convirtió el mal trago en un negocio saludable

Venció al arsénico y convirtió el mal trago en un negocio saludable

Un empresario argentino encontró una novedosa técnica para purificar el agua de consumo. Creó una empresa y se expande a Latinoamérica. Mirá cómo lo hizo

Pablo Martelli lleva más de 17 años buscando no sólo dar una solución a una problemática como es el agua de consumo con altos niveles de arsénico, sino además visibilizar una situación que afecta a más de 17 millones de argentinos en diferentes provincias. Esa inquietud fue la que dio vida a Hidrolit, con sede en La Plata, que ya certificó como Empresa B y tiene más de un millón de purificadores de agua vendidos tanto de uso doméstico como industrial de mediana escala.

“Además de un negocio, esto es algo personal”, dice el titular de la compañía, que desarrolla en sociedad con su primo, Juan Manuel Martelli y que instaló en el mercado un sistema de purificación de agua pero con una técnica diferente a la que ya existe en el mercado y con el cual no sólo llegó a los hogares sino además se utiliza en operatoria de comercios industrias, e incluso llegó a Perú donde puso un pie en la minería.

Además de cuantificar los beneficios, desde la compañía – entre cuyos grandes clientes figuran emmpresas como Coca Cola, Direct TV, Sodimac, YPF, Fila, entre otros – también miden el impacto y señalan que en cada hogar donde se utilizan estos equipos se deja de utilizar y de comprar agua envasada, lo que además reduce la huella de plástico

Desde el origen

Para explicar esta idea, el empresario se remonta a sus orígenes en el sur bonaerense donde las aguas tienen fama. En Carhué, la ciudad de poco más de 10 mil habitantes donde nacieron él y su primo es famosa por ser la capital de Turismo Termal de la provincia y cuenta con un centro turístico sobre el Lago Epecuén, vecino a las ruinas de ese nombre, el pueblo que está bajo agua desde 1985 y que es otro de los atractivos de la zona.

Sin embargo, en esa zona los niveles de arsénico en el agua de consumo de la población están muy por encima de los 10 microgramos por litro de agua, el valor límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Esa situación fue la que llevó a este empresario, de profesión abogado, a buscar desde hace más de dos décadas soluciones a un problema que afecta la vida y la salud de la población. 

En 2003, cuando todavía era estudiante y vivía en la ciudad de La Plata, Pablo compró su primer purificador de agua con la promesa de que terminaría con el arsénico que aún consumían en su casa natal. Sin embargo, el sistema no funcionó y eso lo llevó a investigar el personalmente el tema pocos años después. 

Nueva fórmula

“Fue sobre 2008 que dí con una media filtrante que logra atraer el arsénico sin necesidad de un intercambio iónico”, cuenta para explicar que se trata de un sistema muy diferente al de la ósmosis inversa, que es el recomendado en estos casos y que se utiliza poco a gran escala por el altísimo consumo que demanda. 

“Con esa media, que ya usaban varias compañías con fines industriales para otros materiales, armé el primer purificador y mandé a hacer las muestras de agua a Bahía Blanca. La bioquímica quedó sorprendida por los resultados”, cuenta para marcar el origen del Hidrolit, la firma que ya tiene 17 años comercializando purificadores de agua. 

Sobre el funcionamiento de esta tecnología, explica, que “la media funciona como un imán que atrae el arsénico y lo absorbe”, de modo que este elemento químico que es propio de muchas zonas del país, queda atrapado en una especie de arena. “Eso hace que, además, los filtros no vuelvan el arsénico a los residuos de agua”, dice, como sí sucede con la ósmosis inversa. 

A partir de ese momento, la empresa se especializa en soluciones de purificación descentralizada a través de sistemas certificados por Anmat, Iram y NSF, que además se adaptan tanto a entornos rurales como urbanos. 

Una referencia 

Los purificadores que la firma produce desde 2013, fundamentalmente su modelo Senic Out, se comercializan no sólo para uso doméstico, sino también para su instalación en industrias medianas con más de un millón de unidades vendidas. 

El titular de la firma señala que si bien su instalación mayoritariamente es en casas particulares, los equipos también se utilizan en restaurantes, panificadoras, plantas de producción de bebidas gaseosas y cervezas, y cultivadores con métodos hidropónicos.

La empresa certificó como empresa B y Martelli afirma que con el paso del tiempo la firma “fue ganando autoridad en el mercado”. No sólo eso, sino que además ya tiene oficinas en Perú, donde puso un pie en la minería y prevé comenzar a operar en México y Estados Unidos. 

“Podemos decir que la producción de los filtros no tiene casi impacto en el ambiente, tenemos una muy baja huella de carbono y además, la tecnología que utilizamos hace el filtrado del agua tampoco redunde en residuos de arsénico en el ambiente”, explica. 

Y agrega que una vez cambiados los filtros, un paso que debe darse anualmente, “el tipo de arena que absorbe el arsénico puede ser desechada sin que signifique riesgo y es una tecnología que no vuelve a inyectar el arsénico en las napas de agua como sí sucede con otras tecnologías”.  

Un enemigo silencioso

Actualmente se estima que unos 17 millones de argentinos consumen agua con niveles de arsénico superiores a los recomendados por la OMS, muchas veces sin saberlo. “Es una pandemia silenciosa, una contaminación con impacto profundo y acumulativo en la salud”, señala Martelli, que además conoce las consecuencias del consumo a través de la labor médica de su padre.

De acuerdo a estudios realizados por la Universidad Nacional de Rosario (UNR) como parte de la Red Interuniversitaria en Ambiente y Salud de la Región Centro son más de una decena las provincias fuertemente afectadas. 

Catamarca y La Rioja encabezan la lista con cerca del 80% de su población expuesta al consumo de agua con arsénico, seguida por Buenos Aires donde vive el 40% de la población argentina y donde el 70% de sus habitantes están afectados por este fenómeno. 

En Santa Fe, ya en la región Centro, tiene un fuerte impacto en la deriva oeste y sur de la provincia, con el 60% de población expuesta; lo mismo que Córdoba más en el centro de su territorio.

El último estudio publicado por los investigadores de la Red en la prestigiosa revista especializada Water and Helth evidenció no sólo que el problema del arsénico en Argentina tiene más de un siglo, sino que además tuvo un impacto inicial en la piel en lo que llamó “hidroarsenicismo crónico regional endémico” que se produce por el consumo prolongado de agua con este contaminante, sino que además se amplió a otras afecciones clínicas. 

Actualmente, los investigadores establecen “una relación directa” entre las poblaciones más expuestas al agua con arsénico y la aparición de ciertos tipos de cánceres, anomalías congénitas, enfermedades neurológicas, como el Alzheimer y otras.
 

 

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