Cada día consumimos gran cantidad de litros de agua para tomar, cocinar alimentos, higienizarnos y lavar. Para la OMS, cerca de 50 litros cada 24 horas por persona para cubrir demandas básicas, y mucha más es utilizada en la producción de las industrias como la agricultura, el papel y la vestimenta para proveernos. A ese líquido utilizado de forma directa e indirecta en la elaboración de comida, bienes o servicios de consumo habitual, se lo denomina “agua virtual”.
Aunque suene a algo más bien digital, dista mucho de ello. Refiere a un agua que no vemos a simple vista cómo se utiliza, pero que lo hace en grandes volúmenes, y es sumamente necesaria para poder producir insumos, de lo contrario, no se podría. En un planeta en el que el agua natural muchas veces falta a decenas de poblaciones, nos interpela a tomar conciencia y racionalizar su uso e incluso reutilizar las aguas grises a través de filtrado para no desperdiciar el agua potable, entendiendo que cuando consumimos productos elaborados, también estamos utilizando una porción de agua importante usada para su elaboración, más allá de la demandada en lo cotidiano.
Agua Virtual
Específicamente, se refiere a una expresión acunada en el año 1993 por el investigador y docente británico Jhon Anthony Allan que creó un sistema para calcular el agua que era utilizada en la fabricación de productos, lo que también permitió calcular la huella hídrica real, dos conceptos unidos que, en registro, nos dejan saber cuánto líquido en verdad usamos, e insertan un cambio en la valoración dada al agua que se consume. Es decir, lo que hacemos con ella sí o sí impacta a otras personas.
Para la UNESCO, el agua virtual engloba todos aquellos elementos comercializables con alta demanda de agua en su proceso, sea mientras se hace o en su terminación.
¿La importancia? Radica en que la cantidad de litros virtuales en elementos necesarios para la fabricación de producto trepa arriba de los 1600 billones de metros cúbicos cada año, lo que simboliza más del 40% del uso total de agua en el planeta. En este sentido, alrededor del 70% sobre 100 de flujos de agua virtual están ligados a la producción agrícola y el 20% sobrante a lo industrial. Solo el 10% que queda se relaciona con el uso particular. Cifras muy altas que dan cuenta del gasto excesivo en la utilización de agua para diferentes fines.
El aumento considerable de la petición de alimentos de base animal por sobre otros llevan gran parte del gasto exagerado de los recursos hídricos. Es por eso, que cada vez más ONGs, como la RAHH, Red Argentina de Huella Hídrica, trabajan en promover la sostenibilidad de su uso en diferentes ámbitos.
Un planteo necesario, que nos lleva a pensar el agua de una manera diferente. El mismo concepto de Agua Virtual nos habla de que para fabricar lo que consumimos como seres humanos, es esencial utilizar enorme flujo a diario. Conocerlo de cerca no hace valorarla mucho más y a pensar nuevas formas de aprovechamiento.
Es que, si bien es un recurso que se renueva, es muy factible de escasear, y por eso, directa o indirectamente, podría servir para crear otros insumos con las mismas cantidades. Esto se traduce en realizar acciones concretas que nos lleven a reducir su consumo excesivo, por ejemplo, al prevenir desperdiciarla en el día a día y optar muy bien por los productos que consumimos, dándole un giro a la utilización.
Un dato chiquito, pero a la vez gigante que viene al caso y que nos pone en perspectiva concreta, indica que si en la cocina de casa se usara un tapón permanente y se llenara la pileta para lavar los enseres, se podría reducir hasta en 50 litros la cantidad consumida, algo que serviría para elaborar los tomates y la espinaca de una ensalada para 4 personas. Importante para dimensionar la pérdida invisible pero real.
Agua Virtual: Ejemplos
Para la UNESCO, esta es la cantidad de agua virtual que tienen determinados productos. ¿Sabías que para producirlos se necesitan estos volúmenes? Mirá.
- Hamburguesa de 150 gramos, 2400 litros
- Un vaso de jugo exprimido de 200 ml, 170 litros
- Un par de zapatos de cuero, 8000 litros
- 1 kilo de queso, 5000 litros.
- Un kilo de carne vacuna, 15.000 litros.
- Un huevo de 40 gramos, 135 litros
- Una hoja de papel A4 de 80 g/m², 10 litros
- Un kilo de azúcar blanco, 1500 litros.
- Una manzana de 100 gramos, 70 litros
Acá vemos un ejemplo concreto: ¿tenés idea de cuánto líquido se precisa para elaborar un envase de leche líquida para consumo humano? Una vaca produce unos 6 mil litros anuales. Y en ese periodo llega a ingerir cerca de 3500 kilos de pasto, que consumen alrededor de 4 mil litros de agua para sembrarse. Más unos 8 mil litros para tomar y casi 3 mil para higienizarla. En resumen, un simple litro de leche colocado en la góndola, listo para comprar y beber, utiliza por arriba de mil litros de agua virtual. Nada menos.
Mientras que incorporar en la alimentación semanal un trozo de carne diario, llega a consumir más de 4 mil litros de líquido. En contraposición a los 1500 litros que supone producir 1 kilo de granos, incorporado en una dieta más vegetariana.
Como observamos, reducir la huella hídrica propia, calculable en aproximación en el siguiente link oficial: https://www.watercalculator.org/, sabiendo de antemano que más allá de nuestro consumo de rutina, todo lo que llevamos a la boca o nos colocamos ha sido producido con agua, ayuda en la vertiginosa tarea de disminuir el desperdicio y garantizar suficiencia para todos, también los animales y las generaciones venideras, aun cuando no dependa en su totalidad de nuestro aporte, a la vez que generamos una conciencia más global. Más, teniendo en cuenta que solo menos del 3% de agua del planeta es dulce y vital para nuestra vida.
De esta responsabilidad de todos se alcanza un control y una reducción sustancial del consumo de agua en hogares e industrias, beneficiando el medio ambiente, los gastos y la salud toda.
¿Cómo podemos hacer nuestro aporte en lo práctico?
De estas maneras:
– Asegurando que las conexiones de agua de casa se encuentren aptas para no propiciar pérdidas, algo que sucede bastante con las canillas deficientes. Solo una gota por segundo estima unos 30 litros perdidos al día.
– Al momento de realizar la higiene corporal, preferir la ducha por sobre la inmersión en bañera, que consume mucha más cantidad. Al menos, dejarla para alguna ocasión especial y no para lo cotidiano.
– Al momento de lavarnos el rostro, los dientes o las manos, no dejar el grifo corriendo.
– Preferir los electrodomésticos de bajo consumo. Los A+ son los recomendados en eficiencia energética.
– Cuando se trate de lavar el vehículo, el suelo o regar el jardín, usar regadera y balde, y no manguera, y preferir el horario nocturno.
– Inclinarnos por una alimentación más basada en el consumo de productos frescos y de estación, incluso de producción artesanal, bajando la demanda de carnes y lácteos en pos de granos y verduras.
Reutilizar el agua contaminada. Una maravillosa alternativa de saneamiento de agua que, aun cuando pueda llegar potable al domicilio, no se encuentra ni cerca de ser completamente purificada, es la utilización de equipo de filtrado.
Un aparato como nuestro Alcanizer Hidrolit quita hasta el 99% de las partículas nocivas en el agua diaria, y así asegura una salud óptima y segura de las personas, ya que microorganismos y diversos agentes perjudiciales como cloro, metales duros y plaguicidas que son traídos por el grifo son eliminados con este producto, que también incrementa el PH a niveles óptimos.
Un equipo de ósmosis inversa, igual es una excelente variante que contribuye a su saneamiento y minimiza el derroche.
Reciclar y volver a darle uso a los envases ayuda bastante más que el descarte inmediato que tanto daña al planeta y que se hace varias veces al día.
Una buena manera de hacerlo es aprovechando las bondades de las botellas térmicas exclusivas Hidrolit frío calor diseñadas en alta calidad, y material de acero inoxidable y/o Tritán, libres de BPA, que alcanzan hasta los 600 ml y así solucionan la toma diaria de agua de forma simple gracias a su gran portabilidad.
Un objeto saludable al organismo, sin tóxicos habituales en plásticos y que además degradan especies y ambiente.
¿Conocés otras medidas?, ¿las llevás a la práctica y te funcionan para aprovechar mejor el agua de uso cotidiano? Contanos y compartilas con la comunidad Hidrolit.