Hoy en día la actividad física se reconoce como una herramienta básica de promoción de la salud. En efecto, realizar algún tipo de ejercicio conlleva una indudable mejora para nuestra salud física y mental. Los expertos promueven que para estar sanos, es necesario realizar una actividad física adecuada a nuestra edad y a las condiciones específicas de cada persona, alimentarnos de forma equilibrada y estar bien hidratados.
Una buena hidratación significa contar con la cantidad adecuada de agua antes, durante y después del ejercicio. Es importante mencionar que el agua tiene importantes funciones vitales, ya que regula la temperatura del cuerpo y lubrica las articulaciones. El agua a su vez, ayuda a transportar nutrientes para darle energía a nuestro cuerpo y mantenerlo saludable. Si no estamos hidratados, nuestro cuerpo no puede funcionar a su nivel más alto, lo que puede generar cansancio, calambres musculares, mareos u otros síntomas graves.
La cantidad diaria de agua que cada persona debe beber en un día depende de muchos factores, por ejemplo las características del ejercicio, la fisionomía de cada persona, las condiciones ambientales, el entrenamiento y su intensidad y duración, las altas temperaturas y la humedad ambiental, el tipo de ropa y la tasa de sudor individual de cada persona, etc. Sin embargo, para un adulto, se estima que la ingesta de agua recomendada en condiciones normales es de alrededor de 2 litros diarios, pero esta cantidad puede ser muy superior en caso de clima adverso (mucho calor) y con la práctica de una actividad física intensa.
Más de un 60% de nuestro organismo está compuesto por agua. Al realizar cualquier actividad física y quemar calorías, el organismo aumenta la temperatura corporal y para regularla aparece la sudoración, a través de la que se pierde no solo agua sino también minerales. Es importante no olvidarse de este punto, ya que si no se reponen estos líquidos y minerales, la falta de hidratación conllevará consecuencias negativas: aumento de la frecuencia cardíaca, hipertemia, calambres, cefalea, sensación de pesadez y cansancio y dificulta la práctica deportiva.
Para mantener una buena hidratación y obtener un buen rendimiento deportivo te recomendamos ingerir las siguientes cantidades de agua:
- Antes: La ingesta de agua previa al ejercicio disminuye el posterior aumento de la temperatura corporal, lo que hace que se necesite un esfuerzo menor para llevar a cabo la práctica deportiva. Se recomienda ingerir 500 ml 1-2 horas previas.
- Durante: Beber durante el ejercicio no tiene consecuencias perjudiciales, no aumenta la sed ni hace daño al estómago. Es importante beber de a poco y no de a una vez para evitar malestares. Se recomienda ingerir 100-200 ml cada 15-20 minutos.
- Después: Al concluir la actividad física es importante reponer los líquidos perdidos para que el cuerpo se recupere cuanto antes. Si se trata de un deporte de alto desgaste, también se recomiendan las bebidas isotónicas para asegurar la necesaria presencia de sales minerales y de azúcar en el organismo. Se recomienda ingerir alrededor del 150% del peso perdido.
Si queres saber más acerca de la importancia de mantenerse hidratado te invitamos a leer nuestro articulo ¿Por qué es importante mantenerse hidratado?
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